LO EXTRAORDINARIO EN LO COTIDIANO

A partir del momento que supimos que habíamos ganado el premio Nobel Alternativo 2022 (Right Livelihood Award), comenzamos una serie de encuentros sumamente enriquecedores.

El 17 de octubre del 2022, en el Teatro Juares, el más antiguo de Barquisimeto, realizamos una gran celebración comunitaria donde asistimos alrededor de mil personas. Presentamos en forma teatral un resumen de los momentos más importantes de los  55 años de vida de Cecosesola y terminamos cantando y bailando con un conocido grupo de música larense.

Este año, durante 12 semanas, entre enero y abril realizamos 21 encuentros con 45 organizaciones de la Red y 13 organizaciones hermanas, donde participaron aproximadamente 1.600 personas.

Primero, compartimos algunos aspectos del viaje que hicimos a Europa las tres personas de nuestra organización, designadas para recibir el premio. Luego, nos dedicamos a reflexionar sobre qué cosas extraordinarias veían otras organizaciones o personas en lo que hacemos cotidianamente y a veces ni nosotros mismos nos damos cuenta.

Realmente fue muy hermoso y aquí queremos compartir con ustedes algunas de esas reflexiones.

  • Entre nosotros no tenemos líneas de mando

Vamos tratando de que cada un@ de nosotr@s vaya asumiendo responsabilidades. No hay jefe de quién quejarse o a quién echarle la culpa. Vamos aprendiendo a trabajar en equipo. Esto nos permite crecer como personas, nos ayuda a fortalecer nuestra autonomía personal y descubrir cualidades que no sabíamos que teníamos.

  • Rotamos en las tareas

La rotación en las tareas nos permite aprender continuamente otras habilidades y destrezas y nos estimula a compartir conocimientos. Nos ayuda a tener una visión global de toda la organización. Facilita el trabajo en equipo y la no dependencia de tal o cual persona. Valoramos más cada labor dentro de la organización. Por ejemplo, cuando nos toca trabajar en la cocina aprendemos lo difícil que es tener un almuerzo bien sabroso y a tiempo para 150 personas. Además, apuntaba una compañera, la rotación no nos deja aburrirnos nunca.

  • Tomamos las decisiones por consenso

El proceso de tomar decisiones, por ejemplo, decidir la salida de una persona de la organización, no es un hecho matemático. Cuántos están de acuerdo, cuántos están en contra. No. La votación divide. Crea ganadores y perdedores. Lo que hacemos es ir aportando elementos sobre la actuación de es@ compañer@ y aprender de ello ¿Qué relaciones de confianza ha venido generando? ¿En cuáles actuaciones que le criticamos me veo yo reflejad@? ¿Cómo podemos ayudarlo a entender lo que hizo y cambiar? ¿O creemos que no debe continuar? Si no hay consenso, lo seguimos conversando en próximas reuniones.

  • Nos permitimos equivocarnos

En los diferentes espacios de la Red, estimulamos la toma de decisiones sobre la marcha y vamos reduciendo progresivamente la dependencia de las reuniones. Esto promueve la participación colectiva. Simultáneamente, también se agrandan las posibilidades de error porque se trata de un proceso educativo. Es muy importante cuando nos damos cuenta del error y reconocemos que nos equivocamos. Alguien decía: es perder la pena a mostrarte vulnerable frente a tus compañeros. Me equivoqué. Asumo las consecuencias de mi error. Entonces, reflexionamos colectivamente y podemos aprender de eso y crecer junt@s.

  • La ropa sucia se lava entre todos

Esto de aprender de los errores no se refiere sólo a cada uno de nosotros como personas. La construcción de una red pasa por profundizar las relaciones de confianza, teniendo transparencia para compartir las dificultades que enfrentamos en cada una de las organizaciones que la conformamos. Hemos ido superando la costumbre de esconder las fallas por aquello de que “la ropa sucia se lava en casa”. Hemos ido aprendiendo que tenemos una casa muy grande. Y cuando un grupo enfrenta una situación delicada, por ejemplo, un robo cometido por alguno de sus integrantes, entre todos podemos ayudarnos, analizar cómo ese hecho rompe la confianza, revisar  por qué  sucedió, qué hicimos o dejamos de hacer y cómo estar atentos para evitarlo.

  • Nos estamos reinventando continuamente

A través de las conversaciones permanentes que tenemos, vamos revisando lo que sucede a nuestro alrededor. La participación de tantísimas personas identificadas con lo que vamos construyendo, se comporta como un gigantesco cerebro colectivo que nos permite inventar soluciones, a veces descabelladas, con las que hemos logrado sobrevivir a tantísimas situaciones dramáticas que hemos vivido y seguimos viviendo como país.

  • Compartimos el conocimiento y diariamente nos animamos a aprender.

En el encuentro con cooperativas agrícolas del Estado Trujillo, un productor muy joven dijo que para él lo más bonito de estar en Cecosesola era que nos ayudábamos a aprender unos de los otros. Aunque tuviéramos que hacer 17 facturas, dijo. Todos se echaron a reir y miraron a un compañero, ya bastante mayor, que dijo con orgullo: “Es verdad! fueron 17 que eché a perder, pero si aprendí!!!”

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on telegram
Telegram