En la red Cecosesola, intentamos construir relaciones de transparencia, respeto, responsabilidad, equidad y solidaridad en medio de una cultura venezolana que progresivamente va acentuando el aprovechamiento individualista y el facilismo. Es que en nuestro país se ha llegado a grados de corrupción quizás nunca vividos en algún país latinoamericano. Según los resultados de las encuestas que efectúa anualmente Transparencia Internacional, en el año 2020 Venezuela se situó en el puesto 176 entre 180 países en cuanto a la percepción de la corrupción, solo superada por unos 4 países africanos. Es más, al ser interrogados, el 87% de los encuestados opinaron que la corrupción había aumentado durante los últimos 12 meses. Los resultados de las encuestas del 2021 son de pronósticos reservados.

Ante esta realidad, pensamos que nuestro mayor aporte al entorno no se encuentra tanto en la calidad y precios de nuestros servicios, sino más bien en compartir nuestro proceso educativo con las personas que se acercan a ellos. Se trata de ir derribando la frontera entre unos ellos y un nosotros, progresivamente conviviendo todos y todas en esas relaciones transparentes, de respeto, responsabilidad, equidad y solidaridad.

Y es que si bien la experiencia que propiciamos desde la red Cecosesola va en contracorriente de la tendencia cultural prevaleciente, este proceso ha ido irradiándose hacia un creciente número de personas que no se encuentran nada satisfechas con esta tendencia cultural. Progresivamente se van identificando e incorporando a él en cuanto captan el contraste entre la cotidianidad venezolana y el ambiente que experimentan en los espacios cooperativos. Cada vez más personas protegen a estos espacios de aquellos que intentan perjudicarlos. La transparencia a menudo se manifiesta cuando ocurre un error en la cobranza y la persona regresa voluntariamente a cancelar la diferencia. Frecuentemente objetos perdidos, como celulares o dinero en efectivo, son devueltos a sus dueños por las personas que lo encuentran. Y todos estos acontecimientos son celebrados públicamente por nuestros sistemas de sonido y redes sociales. Unas redes sociales donde se manifiestan diariamente el respeto y la sinceridad presente en las relaciones que se van construyendo. Abundan sugerencias constructivas para ir mejorando, entre todos y todas, la calidad de los servicios cooperativos. Se hace evidente que nuestro proceso transformador va tocando cada vez a más personas.

Tomando en cuenta que aproximadamente el 40% de las más de 250.000 familias que habitamos en nuestra ciudad nos servimos en estos espacios cooperativos, ¿Qué efecto podría tener esta vivencia sobre el momento cultural que predomina en nuestra ciudad? ¿Podría ser como un faro que irradia su luz hacia otro mundo posible?