En la Red Cecosesola, unas 1500 personas pertenecientes a más de 50 organizaciones comunitarias, gestionamos una gran variedad de actividades económicas. Entre ellas se encuentran la producción agrícola y el procesamiento de productos de limpieza y alimentos, así como servicios de salud, funerarios y distribución de alimentos. La cantidad de personas gestionando una actividad en particular puede variar de cinco hasta a más de 200. Los volúmenes de ingresos de la red superan los 100 millones de dólares anuales.
Al desarrollar, sin líneas de mando, actividades de tal envergadura, se nos presentan situaciones de irrespeto a los acuerdos. Situaciones que son parte de nuestro día a día.
La clave no está solo en abordarlas, sino en cómo las abordamos. Unas se logran precisar rápidamente y se les saca provecho para profundizar nuestro proceso educativo de ir construyendo relaciones de confianza. Otras, se dejan correr en el tiempo, y van resquebrajando la disciplina. Y si esta tendencia no se detiene, se van esfumando las relaciones de confianza, nuestro proceso se ve comprometido y la actividad económica en cuestión se resiente.
Veamos algunos ejemplos que venían ocurriendo en nuestra red de producción y abastecimiento. En ella, hacemos vida 20 mercados comunitarios denominados Ferias de Consumo Familiar y 21 organizaciones campesinas.
Con cierta frecuencia, las verduras despachadas por las organizaciones campesinas a las Ferias no cumplían con los acuerdos de selección en cuanto a su calidad. De igual manera, muchas veces, cuando se fallaba en la entrega de un producto comprometido, no llegaba la información con suficiente antelación para encontrar alternativas de abastecimiento.
Estas situaciones las abordábamos en nuestras reuniones periódicas entre las Ferias y las organizaciones campesinas. Parecía evidente que estábamos resquebrajando las relaciones de confianza tan necesarias para poder funcionar sin líneas de mando. Sin embargo, si bien en unos casos había una leve mejoría, pronto el río volvía a su cauce.
Por otro lado, en algunas Ferias paulatinamente se fue irrespetando el compromiso de recibir toda la producción planificada por las organizaciones campesinas al precio acordado. Por más de un año, se hizo caso omiso al hecho de que una de nuestras Ferias comprara la mayor parte de sus productos agrícolas a través de un intermediario. Con el correr del tiempo, otras Ferias comenzamos a contactar proveedores fuera de la red cuando sus precios nos favorecían. De nuevo se estaban resquebrajando las relaciones de confianza.
De manera que se fue haciendo evidente que nuestras reuniones periódicas, donde asistimos unas dos personas por organización, no habían podido abordar efectivamente las problemáticas planteadas. ¿Sería que las reflexiones que hacíamos no se compartían en cada organización? ¿Sería que en nuestras reuniones le dábamos mayor importancia a los temas concretos y no a la reflexión? ¿O sería, además, algo más de fondo? Por ejemplo, ¿que no nos encontrábamos en la misma página de nuestro proceso educativo? ¿que no teníamos suficiente claridad de que la disciplina impuesta a través de las líneas de mando hay que irla reemplazando por una disciplina colectiva construida entre todos y todas?
Se nos planteó, entonces, el reto de crear un espacio de encuentro donde fuéramos redescubriendo los fundamentos que han venido acompañando nuestro quehacer, el cómo y el para qué fueron emergiendo. De allí nació “Compartiendo nuestra esencia,” un espacio de reflexión de dos días de duración, agrupando unas 6 organizaciones de la red por cada encuentro.
En las primeras siete sesiones han participado más de 300 personas de 45 organizaciones integradas, superando el 20% de las 1500 que estamos en el quehacer diario.
Si bien, como es de esperarse, se continúan presentando nuevos incumplimientos, se abordan más oportunamente y existe mayor respeto a la disciplina que construimos colectivamente.
En cuanto a los ejemplos planteados, ha mejorado la calidad de las verduras producidas en la red, así como la información oportuna y en las Ferias existe un mayor respeto a los compromisos contraídos con las organizaciones campesinas.
Las sesiones de “Compartiendo nuestra esencia” nos han permitido recargar nuestras “baterías”, haciendo claridad de que eliminamos las líneas de mando con la intención de generar un proceso educativo en el quehacer diario. Que el no tener jefe es un proceso de ir desdibujando las jerarquías en cuanto vamos siendo transparentes y responsables. Que la confianza no se decreta, sino que va emergiendo según nuestra conducta como personas y como organización. Que la igualdad concreta puede ser muy injusta. Que nos encontramos, más bien, en un proceso sin fin de ir construyendo equidad y que, en cuanto todos y todas vamos bailando al ritmo de este nuestro propio son, vamos siendo “Nosotros”.
Nota: Este artículo fue escrito para ser publicado, para la columna “Transitando nuevos senderos ” del portal https://desinformemonos.org/